miércoles, 2 de marzo de 2016

PROYECTO DE PASO DE PALIO DE MARÍA STMA. DE LA ESTRELLA

El Palacio Inmaculista de María
obra de Álvaro Abril Vela

Justificación del proyecto:

La Hermandad ha buscado desde un principio el movimiento rocalla dentro del estilo rococó como sello de identidad estética para su patrimonio por lo que abundamos en el proceso creativo del mismo. La rocalla es con toda seguridad, la decoración menos empleada por las Hermandades españolas y sólo en los últimos años algunos trabajos buscan en este movimiento plástico las líneas de creación de su patrimonio. Este paso de palio, homogéneo en su composición, se concibe como una estructura análoga basado en el criterio de la historiografía artística contemporánea que denomina a la rocalla como adjetivo y que en los últimos tiempos y según los criterios del profesor Alain Gruber puede ser clasificado como “El imperio rocallesco”.
  
Nos movemos en torno a dos hechos históricos que justifican la presencia de la rocalla como lenguaje del Paso de Palio de la Santísima Virgen de la Estrella. De un lado, el comienzo de la advocación Estrella con la ubicación de dicha Imagen en sustitución del lienzo de la Antigua en la Puerta de la Estrella de esta ciudad, que ocurrido en 1726, su traslado al Convento de San Francisco coincide con el nacimiento del estilo.

Por otro, las obras acaecidas a mediados del siglo XVIII en la actual Sede Canónica de la Hermandad, corresponde igualmente con el periodo histórico que nos acompaña. Al fin, proponemos una decoración delimitada en el tiempo por las obras que tuvieron lugar desde 1751 a 1775. En ese año de 1751 penetra la rocalla en España mediante el centro de mesa que como obsequio diplomático recibe la Corte Española, de manos del Marqués de la Ensenada.

Al cabo de todo, el programa iconográfico queda adscrito a la historia del Inmaculismo dentro de la Orden Franciscana que inspira y presta su carácter a la Hermandad, teniendo en otro histórico desarrollado en estas fechas, la justificación evidente del estilo que defendemos: la proclamación de la Inmaculada Concepción como Patrona de España y sus Reinos, que a petición de Carlos III queda refrendada mediante la bula “Quantum Ornamenti” el 25 de diciembre de 1760.  Así pues, todo el lenguaje decorativo al que va a quedar adscrito el Paso de Palio será el desarrollado en el tercer cuarto del siglo XVIII basándonos para ello en referencias áulicas europeas del momento, de forma que podamos estas andas procesionales vengan a titularse como el Palacio Inmaculista de María.

Aportaciones e innovaciones del paso de palio de María Stma. de la Estrella:

Bajo el criterio de aportarle una sugerente innovación al diseño, se ha recurrido a referentes decorativos del tercer cuarto del siglo XVIII con guiños a la retablística cacereña de la época además de emplear el lenguaje rocalla de los grandes trabajos palatinos europeos de este periodo. Con ello, se trataba de confeccionar un conjunto reconocible e identificativo, nuevo y capaz de renovar la expresión artística del paso de palio, tomando como referencia un “pseudo estilo” histórico pero nunca antes empleado en las disciplinas artísticas cofrades.

El guión seguido no es otro que la Declaración del Patronato de la Inmaculada sobre España y sus Reinos, culmen del azaroso viaje de más de dos siglos emprendidos por el pueblo español y especialmente su Corona y que casa en el tiempo con el estilo en boga en esos momentos en Europa. Sin duda, el espíritu seráfico de la Hermandad ha pesado en la elección del tema iconológico que inspira tanto la iconografía del Paso de Palio como sus tonalidades, empleo de materiales y trabajos decorativos.

A este respecto tenemos que incidir en las combinaciones cromáticas, seguras insinuaciones al uso del Privilegio Español del empleo del color celeste para la festividad de la Inmaculada Concepción. En concreto y en base al S. R. C. 23 Febrero 1839, ad 2 (n. 2788), este privilegio era ampliado a la Orden Franciscana por su defensa inmaculista, con la variante del tono para distinguirlo de la reserva del privilegio a España, de ahí el color turquesa empleado en los elementos textiles del Paso de Palio. 

·         Diseño homogéneo de un mismo periodo histórico (1751-1775).

·         Inspiración en el rococó de Cáceres.

·       Insinuación a la Advocación Salud con la inclusión del Retablo homónimo del Santuario de la Virgen de la Montaña.

·       Temática Inmaculista en las tonalidades, privilegio franciscano litúrgico de la Solemnidad de la Inmaculada y programa iconográfico seráfico-concepcionista.

·        Uso de materiales inéditos como la madera de naranjo (“Mater Intemerata”). Combinaciones de materiales inusuales en el patrimonio artístico de las Hermandades cacereñas.

·         Celosía de estrellas en alusión a la Advocación de la Santísima Virgen.

·         Empleo del cordón franciscano como elemento ostensible de la decoración de la peana.

·       Uso de la simbología e iconología del Antiguo Testamento (la Profecía del Varón de Dolores de Isaías) y de las Letanías Lauretanas.

·     Apunte a la tradición del Rezo del Vía Crucis y la introducción de la Piadosa Práctica por la Orden Franciscana.

·         Inspiración en la colección rocalla de bordados del Monasterio de Guadalupe.

·         La iconología de la Estrella, los Siete Dolores de la Virgen y el Cordón Franciscano.

 Descripción del conjunto:

Bambalina

Cornisa moldurada en rocalla articulada y con ángulos de ruptura queda presidida por un florón. Actúa a manera de una celosía formada por rebordes marinos montada en plata sobre carey con la pretensión de arrojar gracilidad al conjunto. A partir de esta nace una bambalina de forma que contiene una decoración en base a zarcillos y flores y mezcla el terciopelo turquesa con la malla de plata, bordándose todo en plata en alusión al carácter inmaculista que se le otorga a todo el conjunto. Las bambalinas exhiben en cartuchos, cuatro cartelas, una por cada lado, una serie concepcionista relacionada con la Orden Franciscana, la devoción a la Inmaculada Concepción y la Protección de la Corona de España. La  cartela central de cada paño de las bambalinas constituye una pieza montada al aire componiendo celosías diferentes que otorguen ingravidez y movimiento al conjunto.

El conjunto se remata por 53 borlones pendientes del frontal en alusión al capítulo 53 del Libro de Isaías: el argumento apologético del Varón de Dolores o la profecía sobre la Pasión de Cristo, además de ser las 53 alabanzas recogidas en las Letanías Lauretanas, desde “Santa María” a “Reina de la Paz”. 



Techo de palio:

Sobre terciopelo turquesa y malla, bordado en plata, se trata de tres juegos concéntricos de cenefas de rocalla con repujado radial que dan la sensación de movimiento gracias a los contra juegos aovados de la decoración vegetal. En las esquinas y centros de los márgenes externos del diseño se recogen seis cartelas, dirigidas hacia la escena central de la Gloria del techo de palio, quedando pues inscritas, siete escenas, los siete Gozos que conforman la Corona Seráfica Franciscana. El bordado es de un profundo relieve mediante pellejinas.



Varales:

Parten de un basamento en forma de boya cóncava en donde se despliega la rocalla, que da paso a una columna festoneada de guirnaldas e interrumpida por macollas arquitectónicas que dan contundencia al fuste liso del varal. Se remata en un pináculo en forma de pabellón arquitectónico.



Respiradero:

Confeccionado a manera de arquitrabe arquitectónico se articula mediante pantallas que contiene marcos de rocalla, con un repujado radial. Tres grandes cartuchos en plata encerrando el carey se combinan por escudetes en cascada, asimétricos. En las esquinas, fuertes volutas contorsionadas restan horizontalidad al conjunto. Todo este moldurón da paso a una celosía de rocalla de la que penden 14 borlones, por cada una de las Estaciones del Vía Crucis, piadosa costumbre introducida por la Orden Franciscana. La celosía se compone de estrellas, en alusión a la Advocación de la Santísima Virgen. 



Peana:

Se trata de un contra juego de cuerpos aovados con ornamentación de rocalla en cascada formando escudetes o cartuchos sobre entablamentos ondulantes y trazas de cornisas arquitectónicas en torno a los óculos en forma de concha marina. En plata y carey, la peana nace de un bocelón mixtilíneo sobrecargado de perfiles. En el frontal de la pieza se registra un cartucho mientras que los laterales son cornucopias rocalla basadas en el Retablo del Altar del Cristo de la Salud del Santuario de la Virgen de la Montaña. Todo el conjunto se remata con pináculos y cuatro guardabrisas pensados para iluminar con un contrapicado que resalte a la Santísima Virgen en la Estación de Penitencia. 



Jarras:

Abigarrada composición de motivos abstractos en tornapuntas y formas aveneradas, nacen de un pie oval sobre el que campan los perfiles convexos. Dos Amores en actitud tenante flanquean la obra y de donde parten los roleos decorativos y las guirnaldas, que caen desde el cartucho rocalla del centro. La boca de la jarra está formada por una celosía. El carey está estratégicamente ubicado al inicio y fin de la pieza para la combinación cromática y restarle gravidez a la misma. 



Faroles:

Son piezas basadas en el mobiliario áulico del Palacio Real de Madrid y en las decoraciones de aparato, tanto lumínicas como decorativas de las Salas Regias de dicho Palacio. Un pie escalonado de cuello cilíndrico en cuyo contorno se adscribe la vegetación rocalla da paso al farol que mezcla arquitectura por medio de cornisas sinuosas y elementos auriculares de acentuados resaltos. A los lados,  dos amorcillos a manera de las piezas de platería y bronce versallescas sostienen la guardabrisa de fuerte molduración. 




Faldones:

Una cenefa que repite la decoración vegetal de los tapices regios de Prusia da paso a una escena central presidida por siete grandes cartuchos de rocalla en recuerdo de los Siete Dolores de María, intercalados por un campo de estrellas en dos tamaños distintos, alusión a la Advocación de la Virgen. 
Con la intención de crear un nuevo modelo de faldón y teniendo en cuenta que será una pieza de gran protagonismo en este paso, puesto que la estrechez y horizontalidad del respiradero conforman un solo conjunto con esta pieza textil, queda compuesto en rectángulo, creado por una cenefa de rocalla que alterna galones movidos y entrelazados por conchas y hojarascas que se repiten perimetralmente.
Siete medallones de rocalla a base de riñones y pellejinas evocan los Siete Dolores de Nuestra Señora, mientras que un salpicado de estrellas en dos tamaños se reparten de forma homogénea por toda la superficie de terciopelo, nuevamente en alusión a la advocación de la titular.



Candelería:

En consecución con la línea de inspiración palaciega de todos los elementos, los candeleros recuerdan a las piezas lumínicas de los salones de trono sencilla y ornamentación rococó con fuertes contracurvas e importantes volúmenes en su repujado.
Integran fondos en carey siguiendo con el juego cromático de toda la orfebrería, y llama la atención por la taza en cristal tallado.






Programa iconográfico:


Ciclo de la Inmaculada y la Orden Franciscana
Ciclo de la Corona Seráfica Franciscana.
Ciclo de la Virgen y la Orden Franciscana.

Todo el conjunto se basa en la fuerte influencia del espíritu seráfico en la Hermandad, de suerte que se narre el influjo y la aportación que la Orden de San Francisco tuvo en la defensa del Dogma Inmaculista. El carácter franciscano del programa iconográfico tiene igualmente un recuerdo al Monasterio Guadalupano, bajo la espiritualidad de los Hijos del Poverello y se recuerda al fin, el rezo mariano seráfico.

Ciclo de la devoción Inmaculista en la Orden Franciscana:

Se trata de la narración del empeño seráfico en la defensa de la Inmaculada Concepción y del papel desempeñado por los santos y filósofos de la Orden a lo largo de los siglos. Como Patrona de la Orden, la Purísima Concepción aparece en cuatro escenas, una por cada lado de las bambalinas, bajo los modelos pictóricos del barroco español. Igualmente, se incide en la defensa hispana de esta creencia hasta la consecución dogmática. Las escenas se contienen en cartuchos asimétricos quedando así inscritas:

Frontal: la Inmaculada Franciscana, basada en la “Aparición de la Inmaculada a San Francisco” de Juan van der Harmen del Convento de Santa Isabel de los Reyes de Toledo.

Trasera: Proclamación Dogmática de Pío IX, inspirado en el lienzo de Alfonso Grosso (1964) “La Proclamación del Dogma de la Inmaculada”.

Costero Derecho: Apoteosis de la Inmaculada Concepción ante los Reinos Españoles, de Francisco Antonio Vallejo, o la Alegoría de la Consagración de España por parte de Carlos III a la Inmaculada Concepción (ca.1760).

Costero Izquierdo: Los Padres Franciscanos iluminados por la Virgen, sobre el lienzo de Albert Kichler “La Inmaculada y los Santos Francisco de Asís, Buenvaventura, Antonio de Padua y el Beato Juan Duns Scoto.

            Ciclo de la Corona Seráfica:

La práctica devoción del rezo del Misterio de las siete alegrías de la Virgen María comenzó en el Convento de Asís en 1442 y fue difundido especialmente por San Buenaventura, San Juan de Capistrano o San Bernardino de Siena entre otros. De hondo predicamento en el pueblo y obligado cumplimiento en la espiritualidad seráfica, las siete escenas de estos Gozos de la Santísima Virgen quedan reservados para el techo de palio,  de suerte que en el exterior del mismo se ubiquen seis escenas y en la gloria del techo de palio la última. Quedarían, desde la trasera hacia delante en este orden:

La Anunciación a la Santísima Virgen {Lucas 1:26-33; 38}
La Visitación de María a su prima Isabel. {Lucas 1:39-45}
El Nacimiento de Nuestro Señor Jesús. {Lucas 2:1-7, u 2:6-12}
La Adoración de los Reyes Magos/Epifanía. {Mateo 2:1-2, y 9 -11}
La Presentación de Jesús en el Templo. {Lucas 2:22-23; 25-32}
La Resurrección de Nuestro Señor Jesús. {Marcos 16:1-7, Lucas 24:36-41, Juan 20:19-22}

La Gloria, reservada para:

La Asunción y Coronación de la Virgen Santísima. {Lucas 1:46-55, Salmo 45(44):11-14, Apoc.12:1;5-6}

            Ciclo de la Virgen y la Orden Franciscana:

Los respiraderos contienen esta sucesión de alegorías en torno a la huella mariana en la Orden de San Francisco así como las devociones extremeñas a sus Santos Patrones, teniendo en cuenta la relación inexcusable con la Orden Franciscana.

El frontal del respiradero recogerá al Santo Padre Seráfico en la “Visión de San Francisco de Asís en la Prociúncula”.

El Costero derecho acoge la cartela de la “Aparición de la Santísima Virgen de Guadalupe a Gil Cordero”. En la cartela hará notarse la leyenda Hispaniarum Regina, recordando aquel 12 de octubre de 1928, cuando el Cardenal Primado Su Eminencia Pedro Segura y Sáez, ante Su Majestad Alfonso XIII, coronaba a la Santísima Virgen y el Rey de España, le otorgaba la denominación de Reina de las Españas. Hágase notar que el fraile al que se apareció la Virgen era franciscano y que desde 1908, la Orden Franciscana rige y atiende el Monasterio de Guadalupe.

El Costero Izquierdo: encarna el glorioso “Tránsito de San Pedro de Alcántara” siendo acompañado por la Virgen;

Con las cartelas de los laterales, además, quedan festoneados los Santos Patrones de Extremadura.


5.    Modelos áulicos y rococó cacereño como inspiración del conjunto:

Cornisa o crestería: Barandilla de Comunión de la Cartuja napolitana de San Martino, clave en el diseño de transición hacia el rococó mediante la articulación decorativa basada en el dibujo auricular. Obra de Giuseppe Sammartino de 1760.

Bambalinas: Dosel del Besamanos de María Amalia de Sajonia en la Santesala del Salón del Trono del Palacio Real de Aranjuez de Antonio de los Ríos (anterior a 1760).

Techo de Palio: Cartuchos y flores del Retablo del Santísimo Cristo de la Salud del Santuario de la Virgen de la Montaña, Patrona de Cáceres, obra de Vicente Barbadillo y Joaquín Rodríguez, de 1754 a 1764. Además, cuenta con el repertorio decorativo del Conjunto Litúrgico del Pontifical de Fernando VI de la Capilla del Palacio Real de Madrid, obra de 1761. 

Varal: Trono de la Sala de Audicencias del Palacio Real de Estocolmo, ejecutado para la coronación de Adolfo Federico, en 1751. Diseño de Jean Rehn y la balconada auricular del Palacio Nuevo de Postadm de Federico II de Prusia (Federico el Grande), obra de Carl von Gontard en 1764.

Respiradero: cartucho de rocalla de las columnas y mensulones de rocalla del sotobanco del Retablo Mayor de la Iglesia de San Francisco Javier, “La Preciosísima Sangre”, de Cáceres; anónimo y terminado en 1755.

Peana: Estufa real del Palacio Imperial de Schönbrunn, Viena del pintor Bergl, 1751. Púlpito de la Iglesia Parroquial de Fischlam: La pesca milagrosa y la Alegoría del Verbo.

Jarras: Relicarios rocalla del Palacio Medici Riccardi de Florencia.

Faroles entre varales: mediante los diseños y ejecuciones de Pierre Jaquet-Droz para la colección regia de relojes del Palacio Real de Madrid, y en concreto el Reloj conocido como "El Pastor" del Salón de Gasparini, ejecutado en 1758.

Candeleros: Candelabros de la Galería de la Sala de los Espejos del Palacio de Charlottenburg y los candelabros de escolta del Trono de España en el Palacio Real de Madrid (1759-1761).

Faldones: Diseños para tapices del Palacio Real de Postdam bajo el dibujo de los Hoppenhaupt para el Neues Palais de Federico II.


Retablo del Altar Mayor de la Iglesia de San Francisco Javier, La Preciosísima Sangre, terminada en 1755. Un templo tan transgresor con las tradiciones constructivas cacereñas no podía sino contar con un retablo absolutamente rompedor con el churriguerismo que entonces se estilaba en la ciudad y aún en Extremadura. Se trata de una obra encuadrada dentro del barroco clasicista con algunos resabios rococó. Se data en 1752, aunque se desconoce el autor. mensulones de hojarasca del banco. También se observan otras dos curiosas columnas intermedias intencionadamente partidas, de tal modo que mínimos trozos de fuste se unen a los capiteles y basas. Remata la Inmaculada.

Retablo del Santísimo Cristo de la Salud del Santuario de la Virgen de la Montaña, Patrona de Cáceres, obra de Vicente Barbadillo y Joaquín Rodríguez, de 1754 a 1764.

Alfombra de Antonio Gasparini y Juan López de Robredo, siguiendo diseños de Manuel Muñoz de Ugena de las colecciones reales de Carlos III. Con Carlos III (1759-1788) se tejieron numerosas series, entre las que destacó la destinada a decorar el dormitorio del monarca en el Palacio Real de Madrid. Durante este periodo los pintores de cámara continuaron suministrando cartones para la realización de las diferentes series.

Programa decorativo del Salón de Carlos III, o vestidor regio diseñado por Matías Gasparini, (en adelante, el Salón Gasparini del Palacio Real de Madrid)

Orfebrerías áulicas del reinado de Carlos III bajo diseño de Pierre Jacquet Droz.

Dibujos de mobiliario del Palacio Real de Antonio de la Calleja (1751).

Piezas litúrgicas del Pontifical de Fernando VI para la Capilla del Palacio Real de Madrid.

Casulla roja de Fray Cosme de Barcelona del Monasterio de Guadalupe.

Sitial con dosel de la Capilla Real de Antonio Gómez de los Ríos a juego con el Dosel del Besamanos de María Amalia de Sajonia.

Dosel del lecho mortuorio del Palacio Real de Madrid.

Galería dorada del Palacio Real de Charlottenburg de Johan Michael Hoppenhaupt (1750 y ss.)

Sala de Conciertos y Biblioteca del Palacio de Sanssouci.